Las nuevas tecnologías
representan para el adolescente una posibilidad de perderse en un mundo de
fantasía para huir de la rutina cotidiana. De esta forma, se produce una
paradoja: a través de las redes sociales y de Internet, los adolescentes no se
muestran tal y como son en realidad, sino que muestran una imagen artificial de
sí mismos (lo que muestra una baja autoestima).
Los cambios físicos y
psicológicos que se viven en la adolescencia convierten
al joven en una persona más vulnerable a nivel emocional. Por esta
razón, el adolescente puede buscar en ciertos momentos la seguridad que le falta dentro de sí
mismo en las tecnologías.
"La revolución tecnológica afecta de lleno a todos aquellos jóvenes que han nacido en la era virtual. Los adolescentes son los más vulnerables ante la adicción a las tecnologías"
El entorno familiar también
influye en los hábitos que adquiere un niño. Existen padres que olvidan que
la televisión no es una
niñera inofensiva que cuida de los niños, sino un entretenimiento que tiene que
ser puntual y controlado por un adulto.
Por otra parte, en algunos
casos, la adicción a las tecnologías puede estar causada por un problema previo
que tiene que ser detectado. Por ejemplo, la falta de amigos y la soledad,
puede llevar al joven a refugiarse en las tecnologías.
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